martes, 22 de febrero de 2011

Mentiras históricas

Por Guillermo Meyer

“Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo.
Puedes engañar a algunos todo el tiempo.
Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo”
Abraham Lincoln


Se podría definir a la historia como la ciencia que estudia y expone los hechos ocurridos a lo largo del tiempo hasta la actualidad. No se trata de una ciencia exacta ya que los hechos pueden ser interpretados y ponderados de distinta manera según la ideología o valores de cada uno.

A veces existen vacíos o falta de evidencia confiable acerca de algunos períodos, por lo que la historiografía recurre a hipótesis, muchas veces controversiales. Sin embargo, en pocas ocasiones esa falta de evidencia es casualidad. A lo largo del tiempo han existido quienes han falseado, omitido y ocultado hechos, con el fin de ajustar la realidad en función de determinados intereses. Por eso, como dice la frase, "si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”, aunque vale aclarar que tampoco se puede garantizar que la “otra historia” no contenga los mismos vicios.

Actualmente estamos asistiendo, desde el discurso del gobierno y medios periodísticos adictos, a una suerte de relato sobre lo sucedido desde hace unas décadas hasta estos días. Como decía anteriormente, deformadores de la historia existieron siempre, pero los relatores de los que dispone este gobierno carecen de toda sutileza.

- Crearon el mito de un Kirchner enfrentando a la dictadura a pesar de no exponer ningún hecho concreto que lo compruebe. Lo que si se sabe es que en esa época cosechó una buena fortuna quedándose con las propiedades de las víctimas de la Circular 1050 de Martínez de Hoz.

- Durante el acto de la ESMA del 24 del marzo de 2004, Néstor Kirchner pidió perdón por el silencio de los gobiernos democráticos frente a los crímenes de la dictadura. En ese discurso se olvidó del juicio a las juntas impulsado por Alfonsín apenas recuperada la democracia.
A pesar de lo que dicen, el compromiso de los Kirchner con la causa de los Derechos Humanos no parecía muy importante en 1983, cuando apoyó a un candidato justicialista dispuesto a acatar la Ley de Autoamnistía de la dictadura. Tampoco aprovechó la oportunidad de demostrar interés en 1990, cuando guardó silencio frente a los indultos de Menem. Hoy, el kirchnerismo no tiene problemas en aceptar a Aldo Rico en sus filas, a pesar de ser alguien que adquirió notoriedad cuando protagonizó un alzamiento contra el gobierno de Alfonsín para frenar los juicios.

- Muestran a una presidente que enfrentó los “piquetes de la abundancia” realizados por una “oligarquía” que no aceptaba un aumento en las retenciones. Se consideraba que estos productores tenían una renta excesiva.
Fue raro escuchar algo así de alguien que se enriqueció en un 572%, desde el 2003, sin pagar ninguna retención a una renta indudablemente extraordinaria. Cabe agregar que esa renta fue producto de vender a precios exorbitantes tierras que fueron públicas antes de que las compraran a precios irrisorios a un intendente amigo.

- Proclaman al kirchnerismo como la antítesis de la década menemista a pesar de que no se conoce ninguna crítica de Kirchner al gobierno durante ese tiempo. Lo que si quedó registrado es el efusivo recibimiento que, como gobernador, le hizo al entonces presidente Menem en Río Gallegos agradeciéndole lo que su gobierno hacía por el país. Si en esa época no era parte del menemismo lo disimulaba muy bien.

- Lamentan la privatización de YPF durante los ´90. Pero no se hace ninguna referencia a que el entonces gobernador Kirchner hacía lobby públicamente para que se concretara esa privatización.

- Culpan a los demás de todos los males del país. Sin embargo el partido oficialista gobernó durante más de 19 años desde la recuperación de la democracia a la fecha y los kirchner siempre mantuvieron los pies dentro de ese plato.

Las contradicciones y groseras omisiones del relato oficial desnudan su falsedad. Entonces no estamos hablando de una controversia histórica, sino moral. Este relato no se limita a la historia. Si la historia se escribe día a día; las mentiras también.

- Se presentan como la nueva política, pero se respaldan en los intendentes del Conurbano y en la burocracia sindical.

- Dicen no reprimir la protesta social. Sin embargo, eso no fue así en Formosa cuando la policía del gobernador Kirchnerista reprimió la protesta de los tobas con un saldo 4 muertos y varios heridos. Tampoco hacen mucho para insuflar en sus seguidores el respeto a la libre expresión de los demás, recordemos sino la irrupción de D’Elia en la Plaza de Mayo para impedir a puñetazos la protesta de ciudadanos que defendían la postura del campo, o cuando Mariano Ferreyra fue asesinado a manos de la patota sindical oficialista.

- Dicen que no hay inflación. Pero la mentira del INDEC no necesita demasiado análisis. Se comprueba cuando vamos al supermercado. Si nos aproximáramos a las cifras reales de la inflación veríamos que la cantidad de pobres es mucho mayor a la que proclama el gobierno.

- Ante toda cuestión complicada se dice que es un invento de la prensa: Skanska, la valija de Antonini Wilson, la bolsa de Miceli, el procesamiento del recaudador de campaña, la causa de los medicamentos, los mails de Jaime, el narcoavión, etc. Aquí el relato no explica el enriquecimiento de funcionarios y amigos, a menos que digan que se hicieron ricos porque ahorraron mucho.

- Frente a la muerte por desnutrición de los niños wichis en Salta, el gobernador Kirchnerista explica que es culpa de su cultura. Entonces, según esto, la cultura wichi produciría desnutrición. Para dar mas detalles, agregan que los wichis no van a los centros asistenciales cuando están afectados por enfermedades que ya deberían haber sido erradicadas o cuando están desnutridos por falta de alimento. Poca política de salud preventiva y demasiado cinismo.

- Presentan como un logro progresista el veto al 82% móvil para los jubilados alegando responsabilidad en el uso de los fondos públicos para evitar la quiebra del Estado. Pero usan esos fondos en cosas como el costosísimo “Fútbol para Todos” y el clientelismo. Esas no habla de prioridades muy progresistas.

- Se vanaglorian de que el gobierno no cede ante las corporaciones. Ese discurso coexiste con el oscuro y costoso esquema de subsidios a las empresas privatizadas y de transporte, los favores a sectores sindicales que movilizan a su favor, las obras públicas asignadas a los mismos amigos de siempre, o una Ley de Glaciares a medida de las corporaciones mineras.

- Consideran fundamentales las “facultades extraordinarias” del Poder Ejecutivo otorgadas por la “Ley de emergencia económica”. Parece que para ellos no es contradictorio sostener la necesidad de esos “superpoderes” con ese argumento cuando al mismo tiempo dicen que la economía está de maravillas.

- A través del ministro Boudou afirman que la inflación no afecta a los más pobres. Para darse cuenta de que esto no es así no hay que estudiar economía, basta con tener un mínimo de criterio. Un gobierno progresista bajaría el IVA de los alimentos básicos (gasto principal de las familias más pobres) y no gastaría millones en subsidiar los servicios de los sectores más pudientes.

Estas son sólo algunos de los componentes del relato oficial, lleno de contradicciones, omisiones y datos falsos. Con todo esto se busca crear un espejismo para engañar a la gente diciéndole que estamos frente a una gesta progresista materializada luego de años de lucha. Pero los hechos concretos muestran que se trata, en realidad, de la continuidad de un populismo de derecha que con distinto discurso hace lo mismo; someter a los más necesitados convirtiéndolos en clientes.

Ya sabemos que nada bueno puede provenir de algo que se basa en algo que no es real porque tarde o temprano la realidad estalla en nuestras narices con graves consecuencias. Para que los argentinos vivamos mejor no necesitamos un discurso o un relato auspicioso, sino una realidad concreta que sea auspiciosa. No permitamos que los responsables de gran parte de nuestros problemas escondan lo que hacen detrás de sus mentiras para luego presentarse como la solución de lo que provocaron.

A lo largo de nuestra historia los argentinos hemos sido víctimas de muchos engaños. El principal se da cuando tratan de hundirnos en la desesperanza y la resignación diciéndonos que si viene un gobierno de otro signo no va a poder, o no lo van a dejar gobernar. Precisamente el desafío del radicalismo y el Acuerdo Cívico y Social es esa tarea de devolver la esperanza a los argentinos y demostrar que no tenemos por que ser rehenes de nadie.

El pueblo unido jamás será vencido…….ni engañado.

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