"Sigan a ideas, no sigan a hombres, fue y es siempre mi mensaje a los jóvenes.
Los hombres pasan, las ideas quedan y se transforman en
antorchas que mantienen viva a la política democrática."
Los hombres pasan, las ideas quedan y se transforman en
antorchas que mantienen viva a la política democrática."
Raúl Alfonsín
Las lecturas sobre un resultado electoral pueden poner el foco en distintas cuestiones. Por un lado, se han escrito ríos de tinta acerca de los casi 30 puntos que perdió el FPV con respecto a la elección de 2011 y sobre el final de cualquier sueño de reelección. Esto último quita por fin del debate político algo que, de por sí, era imposible por contradecir la Constitución Nacional.
Pero si levantamos la mirada hacia el futuro, cabe destacar que comienzan a configurarse dos alternativas principales para los argentinos. Una pone el acento sobre figuras alternativas y la otra, en cambio, sobre un proyecto alternativo de país.
Una surge del triunfo de una versión del justicialismo en la provincia de Buenos Aires. Se trata de un frente formado por dirigentes que siempre fueron parte del kirchnerismo (de la misma manera que antes lo fueron del menemismo). Nada dijeron estos años sobre el despilfarro de las oportunidades que el mundo le dio a nuestro país, ni sobre el clientelismo, la corrupción, las políticas erradas que nos hicieron perder el autoabastecimiento de petróleo, las mentiras del INDEC, la inflación, los trenes que chocan, etc. No dicen nada de eso porque fueron parte del proyecto kirchnerista y crecieron bajo su ala. Asimismo el engrosamiento de sus filas se hace a través de sumar kirchneristas arrepentidos como los “Barones del Conurbano” a los que se les agregarán próximamente gobernadores feudales, legisladores y funcionarios. Sería muy ingenuo creer que los Kirchner fueron los únicos responsables de lo sucedido durante su gobierno. No hubiera existido kirchnerismo sin kirchneristas, los mismos que ahora conforman esta alternativa. Posiblemente cambien sus formas, sus modales y hasta su discurso según el clima de época, pero en el fondo, no son más que la alternativa de la continuidad.
Por otro lado se está consolidando un polo socialdemócrata con el radicalismo como columna vertebral. Obtuvo aproximadamente el 24% de los votos en todo el país con importantes triunfos en Santa Cruz, La Rioja, Catamarca, Corrientes, Mendoza, Santa Fe y en Capital superó al FPV y al PRO. A esto se suman excelentes elecciones en otros distritos como en Tucumán, Chaco, Córdoba y Jujuy (donde la mínima ventaja a favor del FPV está sospechada de fraude).
La presencia del candidato del Frente Renovador en todos los medios bajo el título de “gran ganador” puede confundir al elector que prioriza el voto útil para derrotar al actual gobierno. Por su condición de segunda fuerza nacional, la UCR, y el polo socialdemócrata que conforma, está apenas a un puñado de votos para arrebatarle al kirchnerismo el consuelo de decir que siguen siendo la primera fuerza nacional. De esta manera no solo es posible derrotar al kirchnerismo, sino también desterrar una forma nefasta de concebir el poder.
Más allá de esto último, no se trata sólo de estar en contra de algo, sino de promover un proyecto de país con igualdad de oportunidades, desarrollo, pluralismo, transparencia y donde el esfuerzo sea premiado. Por eso no nos limitamos a seguir nombres de moda (las modas son efímeras) ni a buscar el poder por el poder mismo. Los radicales seguimos ideas, y buscamos el poder para plasmarlas en proyectos y acciones concretas para hacer de Argentina un mejor lugar para vivir.
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