martes, 19 de octubre de 2010

Cuando la resposabilidad es hija de la irresponsabilidad

Por Juan Miguel Tosi

Leyendo y releyendo el "articulado o articulaje" (como se le quiera decir) publicado por varios medios, me topé con este de Página 12. Se llama "El 82% inmóvil"


**http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-155129-2010-10-16.html**


Y siendo que yo de cuestiones previsionales y técnicas no sé nada, leo en búsqueda de definiciones técnicas sobre este tema... pero no hay, ni de uno ni otro lado. Entonces deduzco -como bien cita el artículo- que es todo político. Aclarado esto, me permito hablar, total, parece que nadie sabe realmente de la técnica de estas cosas. Hechas las salvedades, me detengo en este fragmento que es, a mi entender, el nudo; dice: "...y tampoco podían explicitar -los senadores- las fuentes de financiamiento para el 82 por ciento porque las únicas fuentes posibles son aumentando los aportes patronales u otros impuestos. Y eso no lo van a proponer porque allí están los intereses que representa el centroderecha."


Primero, cabría preguntarse que es la "centroderecha". A mi modesto entender, históricamente fueron expresiones similares a la UCD, o UCeDe de Don Alvaro Alsogaray. Si es por ello, deduzco que Amado Boudou, ministro de este Gobierno, viene de la "centroderecha". Yo no escuché a Amado defender el proyecto del Congreso. Si lo escuche defenestrar a los senadores radicales, como históricamente hizo el partido de los Alsogaray con la "centroizquierda" a la que históricamente adscribe la UCR, sobre todo desde los tiempos de Don Raúl Alfonsín.

Agrega mas adelante: ..."Desde el centroizquierda opositor, que los acompañó a pesar de conocer ese cuadro, se habló también de sacar subsidios a los servicios y a la producción, o disminuir obras públicas, lo cual presenta un centroizquierda bastante a la derecha: lo que se da por un lado a los jubilados se les saca por el otro, aumentando tarifas y desempleo. En función de las circunstancias, el centroizquierda opositor ha sido bastante concesivo con el centroderecha en su alianza parlamentaria, lo cual proyecta un esbozo de lo que sería en un eventual gobierno suyo.". Descarrilamiento final del artículo. Todo reducido a "centroderechas" y "centroizquierdas"... todo y nada a la vez, en un desdibuje y pastiche que solo beneficia a los residentes de la casa Rosada, que dicho sea de paso, son el producto de la política de la no política y de la verdad de la no verdad. Mucho más no queda para reflexionar. Este es un tema político. El Congreso corrió políticamente al Ejecutivo en su terreno preferido: el del discurso y de los gestos. Nada se le puede reprochar.

Cuando una presidente no sabe de dónde sacó varios millones de dólares, ni sabe cómo se gastan varios miles de millones a cargo de su administración, es poco lo que queda de margen para no darse cuenta que es ella misma la primera en temer por los "impuestos a los aportes patronales" o "impuestos a las rentas". Es ella misma y varios empresarios, además, los que temen perder mucho si se quitan los "subsidios a los servicios o la producción", ya que no sólo se elevarán las tarifas y habrá más desempleo -dos medidas impopulares y lapidarias- sino que quebrarán automáticamente casi todos los concesionarios de los servicios públicos a cargo de empresarios amigos, trayendo la ruina personal a muchos y creando un caos al Gobierno. Lo triste, es que tarde o temprano el ajuste llegará y será más duro conforme pasa el tiempo, mientras tanto el Gobierno apuesta a hacer la plancha estirando lo más posible un esquema inviable hasta el final de su gestión actual, en una cada vez más endeble fuga hacia adelante.

Es muy posible que el 82% se pueda pagar, pero ello implicaría un profundo reordenamiento del Estado, tarea que este Gobierno, por incapaz, ya no puede hacer. Como dijo la presidente, esta ley "es la quiebra del Estado", y tal vez, conociendo sus limitaciones, no las del país, sea cierto. Sobre todo si se pretende el cumplimiento sin reordenar el descomunal desmanejo de la inversión pública. No es "la oposición" sino el Congreso, quien realmente está actuando responsablemente. Responsablemente, por señalarle con su forma y su lenguaje -que es legislar, ni más ni menos- al Poder Ejecutivo que las cosas que se "ejecutan" no son tan "ejecutivas” como dicen que son. Es, por primera vez en mucho tiempo, el control de un poder sobre el otro. El Ejecutivo, realmente en serios problemas para cumplir la norma, responsablemente la veta, pero ese veto responsable hoy, es consecuencia de un largo camino de manejos profundamente arbitrarios y negligentes del aparato del Estado.

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