jueves, 24 de abril de 2014

Titanes caídos

Vandalismo oficial contra el Patrimonio de la Ciudad

Por Guillermo Meyer

La Ciudad es un hecho cultural y su Patrimonio Urbano constituye los signos donde sus habitantes se identifican y reconocen. Para quien quiera observar, cotidianamente podemos disfrutar de arquitectura, perspectivas y arte. Pensados originalmente como objetos y lugares en si mismos, pero que finalmente se transformaron en la propia identidad de la ciudad y de quienes la habitamos.

El arte en el espacio público cumple un rol igualador y a la vez integrador al darnos todos por igual la posibilidad de disfrutar de arte público de calidad, sin importar la situación social de cada uno. En ese sentido Buenos Aires siempre se ha destacado por sus monumentos.

Lamentablemente en los últimos años en los que el individualismo se ha ido apoderando de la sociedad y, como consecuencia, nos fuimos encerrando más en los ámbitos privados. De esta forma el Espacio Público ha comenzado a dejar de ser considerado como un lugar de aprendizaje y disfrute para convertirse en una suerte de conducto de paso entre un espacio privado y otro.

Este proceso de desintegración es revelado por el creciente vandalismo sobre los monumentos públicos a manos de aquellos que sienten que lo público ya no les pertenece, y el desinterés absoluto por parte de los demás. Este vandalismo de manos anónimas sobre nuestro patrimonio es grave; pero lo es mucho más cuando el que lo provoca es aquel que tiene la obligación de defenderlo. Podemos citar a modo de ejemplo el maltrato al Monumento a Colón por parte del Gobierno Nacional con el mezquino fin de construir un discurso afín a sus necesidades políticas.

El Gobierno de la Ciudad no se ha quedado atrás. El tótem de 21,5 metros donado por el Gobierno de Canadá y que desde ese año se erguía en la plaza del mismo nombre desde 1964, fue retirado (o mejor dicho, talado y seccionado) en 2008 con el argumento de que iba a ser restaurado. La desidia y brutalidad con la que fue tratado, obligó al Gobierno de la Ciudad a solicitar a Canadá otro tótem para su reemplazo. Finalmente en nuevo tótem, pero de 12,9 metros, fue colocado en 2012.

Este papelón no fue suficiente. En 2009 y durante la renovación de la Plaza Colombia de nuestro barrio de Barracas, fue retirado el conjunto escultórico conocido como Izamiento de la bandera, obra de julio César Vergottini. Dicha obra esta constituida por cinco grandes “titanes” de bronce de una tonelada cada uno, ubicados alrededor del mástil central de la plaza y allí se encontraba emplazada desde 1940.

Vergottini fue el autor de obras como los mausoleos de Alfonsina Storni y Celedonio Flores en el Cementerio de la Chacarita, el busto de Hilario Ascasubi en el Rosedal, el Monumento a la Madre en Saladillo, entre muchas otras obras. En 1950 fue distinguido con la Orden del Tornillo de Oro por Benito Quinquela Martín.



















Ante la insistencia de organizaciones barriales de Barracas, en 2012 el Gobierno de la Ciudad reconoció que las esculturas resultaron dañadas, sobre todo en la parte inferior donde se encuentran los anclajes que los afirmaban a la base del mástil. Se excusaba por la demora en la dificultad en encontrar un artista apto para realizar la tarea de reparación y reemplazamiento y en la falta de presupuesto. Tendrían que haber pensado en contar con ese artista apto y en el presupuesto necesario antes del retiro de la obra, de manera de evitar los daños provocados. Actualmente esta obra se encuentra tirada a la intemperie en la playa de estacionamiento de la Dirección de Monumentos y Obras de Arte.





























Esta desidia y falta de planificación denota el más absoluto desinterés por obras irreemplazables. Pudieron pedir un nuevo tótem al Gobierno de Canadá, pero en este caso eso no va a poder ser posible, Julio César Vergottini falleció en 1999.Sin embargo los vecinos comprometidos de Barracas sentimos que se nos ha arrancado una parte de nosotros. Sin embargo Barracas no se quedará en silencio hasta que sus cinco titanes se incorporen y vuelvan a izar la bandera en el mástil de Plaza Colombia.

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