Este edificio se encuentra dentro de la Villa 15, también conocida como Ciudad Oculta, en el barrio porteño de Villa Lugano. Fue proyectado en 1923 y financiado mediante una colecta pública y un subsidio aprobado por el Congreso de la Nación por iniciativa del senador Alfredo Palacios. El objetivo de la Liga Argentina contra la Tuberculosis era instalar allí el Instituto de la Tuberculosis. Las obras se iniciaron en 1938. Al otro año ya había alcanzado sus 14 pisos, sin embargo tiempo después la obra sería abandonada. En 1948 el edificios fue expropiado por el gobierno nacional durante la presidencia de Juan Perón con la idea de convertirlo en el hospital más grande de Sudamérica. Nunca llegó a ser completado y el proyecto fue abandonado luego de la Revolución Libertadora en 1955. En 1957 el edificio fue reintegrado a la Liga Argentina contra la Tuberculosis, pero la falta de fondos impidió la continuación de la obras. En 1965 la Liga ofreció el predio a la Municipalidad, que lo aceptó ofreciendo a cambio un terreno sobre la calle Uriarte donde actualmente funciona la Liga.
En la actualidad este edificio es el lugar donde viven unas 100 familias en casillas precarias distribuidas entre el primer y segundo piso. Los sanitarios de estas casillas descargan directamente los desechos cloacales a los subsuelos, los cuales se encuentran totalmente inundados por estos desechos, a los que se suman montañas de basura. Los vecinos conviven diariamente con olores nauseabundos, humedad, ratas, mosquitos; y el riesgo de enfermedades que esto conlleva.
En agosto 2007 la presidente Cristina Fernández, en el marco de la campaña que la llevaría a la presidencia, anunció desde ese lugar junto a las autoridades de la Asociación Madres de Plaza de Mayo la construcción dentro del edificio de un anexo de la Universidad Popular de las madres, una escuela primaria, una secundaria, un centro cultural, una fábrica de pastas y el Jardín de Infantes de la Misión Sueños Compartidos. Ese mismo año el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Jorge Telerman firmó con Hebe de Bonafini el convenio de permiso de uso a favor de la Fundación de las Madres para realizar allí todos los emprendimientos que había mencionado la presidente meses antes. Estos emprendimientos quedaron en simples carteles, con excepción del jardín de infantes que funcionó hasta el estallido del escándalo de corrupción en el que se vio envuelta la Misión Sueños Compartidos.
No solo esos proyectos quedaron abandonados, sino también las 98 familias que quedaron viviendo en el primer y segundo piso del edificio y otras 300 que viven casillas que rodean el edificio.
Como se puede verificar en las fotografías tomadas en una visita reciente, las condiciones de vida en el lugar son las peores que nos podemos imaginar. Durante el acto de campaña de agosto de 2007 la presidente hablaba de la construcción de símbolos, pues aquí vemos entonces un símbolo de lo que algunos llaman “Década Ganada”.
Finalmente la justicia dictó una resolución por la cual se ordenó al GCBA limpiar los subsuelos y los tanques de agua; proveer agua potable y cloacas; fumigar y desratizar. Estas medidas, en caso de concretarse, serán bienvenidas, sin embargo no constituyen más que un paliativo tardío que no alcanza a resolver esta situación en toda su complejidad. Deja, además, de lado a las 300 familias asentadas en los alrededores del edificio cuyas condiciones no son mucho mejores.
Como sucede con muchas otras cuestiones que quedan fuera de las prioridades del marketing electoral, tanto el gobierno nacional como el de la ciudad se han desentendido durante años. Aquí nuevamente verificamos que el crecimiento sin precedentes, en cuanto a ingresos públicos, con el que se han visto beneficiados en los últimos años tanto el gobierno nacional como el de la ciudad, no se ha traducido en políticas serias para acabar definitivamente con estas situaciones que dañan no solamente la dignidad de estas personas, sino la de toda la sociedad.
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